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viernes, 2 de noviembre de 2018

CASA DEL PUEBLO


CASA DEL PUEBLO 

CASA DEL PUEBLO


CASA DEL PUEBLO

La onda demoledora sigue abatiendo viejas reliquias de Buenos Aires. Esta vez le tocó el turno a la histórica Casa del Pueblo, que durante 26 años albergó al Partido Socialista.
La orden llegó después que la Corte Suprema de Justicia, tras largo litigio entre el Partido Socialista Democrático y la Sociedad Anónima La Vanguardia (propietaria del edificio) decidió que esta última está en condiciones jurídicas de "ejercer el pleno dominio de sus bienes"


La historia del añejo edificio de Rivadavia 2150 se remonta a enero de 1927, cuando, merced al aporte de entusiastas militantes se logró inaugurar la flamante casa. El acto fue con todas las de la ley: gran bandera roja en el frontis, entusiasta interpretación de La Internacional con acompañamiento de orquesta, y en el sitio de honor las figuras aún no legendarias de Juan B. Justo, Mario Bravo, Adolfo Dickmann y Nicolás Repetto
De allí en adelante, la casa albergó relevantes hechos y protagonistas. En 1931, a raíz de! congreso partidario, se aprueba en esa sede la formación de la Alianza Socialista - Democrática Progresista, que contó con el fuerte impulso de Lisandro de la Torre. En el 39, mientras desde Europa llegaban
los últimos ecos de la Guerra Civil Española, el líder republicano Indalecio Prieto ocupaba el estrado de la Casa del Pueblo para encender los ánimos socialistas.
En el edificio funcionó también una imprenta donde se imprimieron periódicos como La Lucha y La Vanguardia, La Revista Socialista y la colección de El Pequeño Libro Socalista. En la planta baja había una librería, la sala de redacción de La Vanguardia y un buffet.
Pero tal vez lo más valioso era la Biblioteca Obrera, en el primer piso, que con las donaciones de Joaquín V. González y Juan B. Justo logró reunir más de 120 mil volúmenes. Todo eso, más la abundante documentación histórica del partido, se perdió en el incendio que destruyó casi totalmente el edificio
el 14 de abril de 1953.
Tres años más tarde sobrevino la división (Partido Socialista Argentino y Partido Socialista Democrático) y a partir de entonces los restos de la sede quedaron abandonados. Recién hace poco tiempo la justicia decidió quién es el dueño del solar y también la sociedad La Vanguardia ha decidido qué hará: barrer los escombros y construir la nueve Casa del Pueblo."

HOTEL DE WATSON

HOTEL DE WATSON

HOTEL DE WATSON


Thomas Watson era un inglés que construyó el más importante hotel del pueblo de Belgrano y al cual le puso su nombre. Había nacido en 1837, se había radicado en el país a principios de la década de 1860. El señorial Hotel se construyó en Lavalle (hoy Juramento) y Río Bamba (hoy Vuelta de Obligado) al lado de lo que es hoy la Parroquia “ La Redonda ”, que en los tiempos de construcción del hotel, no existía y era un símbolo del lugar. Se inauguró en diciembre de 1878.

Tenía dos pisos y hasta un mirador para divisar la llegada de las diligencias que paraban en el lugar. Cuentan que era famoso por la buena comida que preparaba un cocinero escocés.

Una vez construida la Parroquia, se unió a esta por el muro norte, formando la Recova actual entre La Parroquia, Juramento y Cabildo. En este lugar hay comercios de distintos rubros.

En el citado Hotel estuvieron personalidades como Avellaneda,
 Sarmiento y Mitre. A fines del siglo XIX el hotel dejó de funcionar.

En 1885 el hotel “Watson” sirvió también de sede al Club Unión, uno de los más prestigiosos del entonces pueblo de Belgrano y más tarde, cerrado el hotel, su planta baja se convirtió en locales comerciales y los altos en viviendas y consultorios.

El Hotel fue sede de un famoso equipo de cricket el Zingari pero tambien fue protagonista de un hecho policial famoso en la época. De resultas de ese hecho un Médico español el Dr. Vicente Castañeda obtuvo una medalla de gratitud del pueblo de Belgrano en 1878. En ella se lee 
“Los vecinos de Belgrano al médico Vicente Castañeda” y en el reverso “Gratitud a sus servicios. Mayo 1878”.

El Dr. Vicente Castañeda se alojaba en mayo de 1878 en el Hotel Watson. En esa misma fecha en una habitacion se dieron cita dos amantes, ambos inmigrantes alemanes. Ella, llamada Teresa y él, llamado Julio 
Rohlfs habian venido en el mismo barco junto a Carlos Scheiber, el esposo de Teresa. Todos se conocian de Alemania.

Teresa desapareció un dia del Hotel de Inmigrantes donde se alojaba con su esposo e hijos y Carlos la comenzó a buscar. 
Lo llamativo es que ella llevaba un embarazo de casi ocho meses. Finalmente averiguo que estaba en el Hotel Watson con el amigo en comun y alli fue. Cuando llegó, Carlos Scheiber descubrió que su mujer estaba alojada con Julio Rohlfs, su amante. Las crónicas de la época dicen que, al verse descubiertos, Rohlfs agarró un arma, le disparó a Teresa y se suicidó. Lo relataron así: Carlos penetró resueltamente al interior de las piezas ocupadas por Teresa y Julio. Teresa estaba en una pequeña salita y al ver a su marido se sintió dominada por el terror. Carlos, con voz firme y serena, le pidió que lo acompañase, a lo que iba a acceder Teresa, penetrando a la otra pieza para recoger una gorra. Pero no bien hubo entrado se sintieron dos detonaciones, una en pos de la otra. Julio, el amante de Teresa acababa de descerrajarle un tiro en la sien, pegándose el otro en el mismo sitio.”

Otros que al encontrarlos en la habitacion le disparó a ambos.

Teresa estaba embarazada. El Dr. Castañeda fue llamado de urgencia y solo pudo salvar al niño mediante cesarea aunque luego fallecio, por lo que producto de esos disparos murieron 3 personas.

Carlos, el agresor, fue detenido.
 El diario La Nación del 4 de mayo, señala que fueron rectificados algunos detalles de la narración anterior y “parece que fue mal informado el colega de La Prensa al dar cuenta ayer de este suceso, en la parte que se refiere al autor de los asesinatos”.

Después se descubrió que los amantes habían previsto que todo podía terminar mal. Y dejaron dos cartas explicando su decisión. Teresa decía que nunca había amado a su marido y afirmaba: “Más vale morir que seguir en esta vida”. Julio sostenía: “No hay nada que me pueda convencer de seguir sufriendo esta vida penosa”. Y ambos, en sus textos, confesaban su amor.
Hoy del hotel sólo quedan unos arcos de su recova. La parte superior fue demolida. Y, tras unos años de abandono, la recova se convirtió en el local de un elegante café.
Quizá por allí también retumben los ecos del sonido que dejaba al pasar el viejo “tranguaicito”, un tranvía tirado por tres caballos percherones que iba desde la estación del tren, en el Bajo, hasta la actual calle Vidal. El servicio era para que los vecinos pudieran llegar hasta el ferrocarril, un medio clave para trasladarse al Centro de la Ciudad.