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jueves, 17 de octubre de 2019

SANTA SOFIA DE CONSTANTINOPLA

SANTA SOFIA

Esta  magnífica obra fue construida en los años 532-547.

 por su grandeza es estudiada en historia de la arquitectura, la vimos en historia 3 de la facultad de arquitectura.
Originalmente fue una iglesia pagana.
 Su gran cúpula de forma de sector de elipse tiene 31.33 m de luz
                                                                                                                                                                                     
                                                                                                                                                Fuente Tratado general de la construcción                                                                                                                                                                                      

sábado, 12 de octubre de 2019

LA PRIMERA CASA DE DOS PISOS DE BUENOS AIRES

LA PRIMERA CASA DE DOS PISOS DE BUENOS AIRES:
 ALTOS DE ELORRIAGA


Fue construida entre 1812 y  1820 para doña Leocadia Segurola, viuda de don Juan Bautista Elorriaga.

primer casa de dos pisos en buenos aires

LA PRIMERA CASA DE DOS PISOS DE BUENOS AIRES: ALTOS DE ELORRIAGA

Se encuentra en la esquina de las calles  Defensa y Alsina.

Los planos de la misma fueron efectuados por su hermano, Saturnino Segurola.
Los Altos de Elorriaga no solo constituyen la primera construcción de más de una planta de  Buenos Aires; sino que además se trata de una de las pocas esquinas sin ochava que aún conserva la ciudad de los tiempos post coloniales.
primer casa de dos pisos en buenos aires

LA PRIMERA CASA DE DOS PISOS DE BUENOS AIRES: ALTOS DE ELORRIAGA

Los Altos de Elorriaga tenían en su terraza un mirador, del que aún se conserva buena parte para ver anticipadamente el arribo de los barcos a las orillas del Río de la Plata.

Este edificio, por suerte en 1997 fue  declarado Monumento Histórico Nacional. 

Este edificio, elegido como sede original del Museo, fue levantado hacia el año 1808 y es el único en su tipo que subsiste actualmente. Es uno de los ejemplos más destacados del patrimonio arquitectónico de la Ciudad, ya que mantiene su tipología, carpinterías y características tanto de su origen como de las modificaciones que se le hicieron a fines del siglo XIX. Está siendo restaurado y próximamente, se inaugurarán sus locales comerciales y los del Museo.

viernes, 2 de noviembre de 2018

CASA DEL PUEBLO


CASA DEL PUEBLO 

CASA DEL PUEBLO


CASA DEL PUEBLO

La onda demoledora sigue abatiendo viejas reliquias de Buenos Aires. Esta vez le tocó el turno a la histórica Casa del Pueblo, que durante 26 años albergó al Partido Socialista.
La orden llegó después que la Corte Suprema de Justicia, tras largo litigio entre el Partido Socialista Democrático y la Sociedad Anónima La Vanguardia (propietaria del edificio) decidió que esta última está en condiciones jurídicas de "ejercer el pleno dominio de sus bienes"


La historia del añejo edificio de Rivadavia 2150 se remonta a enero de 1927, cuando, merced al aporte de entusiastas militantes se logró inaugurar la flamante casa. El acto fue con todas las de la ley: gran bandera roja en el frontis, entusiasta interpretación de La Internacional con acompañamiento de orquesta, y en el sitio de honor las figuras aún no legendarias de Juan B. Justo, Mario Bravo, Adolfo Dickmann y Nicolás Repetto
De allí en adelante, la casa albergó relevantes hechos y protagonistas. En 1931, a raíz de! congreso partidario, se aprueba en esa sede la formación de la Alianza Socialista - Democrática Progresista, que contó con el fuerte impulso de Lisandro de la Torre. En el 39, mientras desde Europa llegaban
los últimos ecos de la Guerra Civil Española, el líder republicano Indalecio Prieto ocupaba el estrado de la Casa del Pueblo para encender los ánimos socialistas.
En el edificio funcionó también una imprenta donde se imprimieron periódicos como La Lucha y La Vanguardia, La Revista Socialista y la colección de El Pequeño Libro Socalista. En la planta baja había una librería, la sala de redacción de La Vanguardia y un buffet.
Pero tal vez lo más valioso era la Biblioteca Obrera, en el primer piso, que con las donaciones de Joaquín V. González y Juan B. Justo logró reunir más de 120 mil volúmenes. Todo eso, más la abundante documentación histórica del partido, se perdió en el incendio que destruyó casi totalmente el edificio
el 14 de abril de 1953.
Tres años más tarde sobrevino la división (Partido Socialista Argentino y Partido Socialista Democrático) y a partir de entonces los restos de la sede quedaron abandonados. Recién hace poco tiempo la justicia decidió quién es el dueño del solar y también la sociedad La Vanguardia ha decidido qué hará: barrer los escombros y construir la nueve Casa del Pueblo."

HOTEL DE WATSON

HOTEL DE WATSON

HOTEL DE WATSON


Thomas Watson era un inglés que construyó el más importante hotel del pueblo de Belgrano y al cual le puso su nombre. Había nacido en 1837, se había radicado en el país a principios de la década de 1860. El señorial Hotel se construyó en Lavalle (hoy Juramento) y Río Bamba (hoy Vuelta de Obligado) al lado de lo que es hoy la Parroquia “ La Redonda ”, que en los tiempos de construcción del hotel, no existía y era un símbolo del lugar. Se inauguró en diciembre de 1878.

Tenía dos pisos y hasta un mirador para divisar la llegada de las diligencias que paraban en el lugar. Cuentan que era famoso por la buena comida que preparaba un cocinero escocés.

Una vez construida la Parroquia, se unió a esta por el muro norte, formando la Recova actual entre La Parroquia, Juramento y Cabildo. En este lugar hay comercios de distintos rubros.

En el citado Hotel estuvieron personalidades como Avellaneda,
 Sarmiento y Mitre. A fines del siglo XIX el hotel dejó de funcionar.

En 1885 el hotel “Watson” sirvió también de sede al Club Unión, uno de los más prestigiosos del entonces pueblo de Belgrano y más tarde, cerrado el hotel, su planta baja se convirtió en locales comerciales y los altos en viviendas y consultorios.

El Hotel fue sede de un famoso equipo de cricket el Zingari pero tambien fue protagonista de un hecho policial famoso en la época. De resultas de ese hecho un Médico español el Dr. Vicente Castañeda obtuvo una medalla de gratitud del pueblo de Belgrano en 1878. En ella se lee 
“Los vecinos de Belgrano al médico Vicente Castañeda” y en el reverso “Gratitud a sus servicios. Mayo 1878”.

El Dr. Vicente Castañeda se alojaba en mayo de 1878 en el Hotel Watson. En esa misma fecha en una habitacion se dieron cita dos amantes, ambos inmigrantes alemanes. Ella, llamada Teresa y él, llamado Julio 
Rohlfs habian venido en el mismo barco junto a Carlos Scheiber, el esposo de Teresa. Todos se conocian de Alemania.

Teresa desapareció un dia del Hotel de Inmigrantes donde se alojaba con su esposo e hijos y Carlos la comenzó a buscar. 
Lo llamativo es que ella llevaba un embarazo de casi ocho meses. Finalmente averiguo que estaba en el Hotel Watson con el amigo en comun y alli fue. Cuando llegó, Carlos Scheiber descubrió que su mujer estaba alojada con Julio Rohlfs, su amante. Las crónicas de la época dicen que, al verse descubiertos, Rohlfs agarró un arma, le disparó a Teresa y se suicidó. Lo relataron así: Carlos penetró resueltamente al interior de las piezas ocupadas por Teresa y Julio. Teresa estaba en una pequeña salita y al ver a su marido se sintió dominada por el terror. Carlos, con voz firme y serena, le pidió que lo acompañase, a lo que iba a acceder Teresa, penetrando a la otra pieza para recoger una gorra. Pero no bien hubo entrado se sintieron dos detonaciones, una en pos de la otra. Julio, el amante de Teresa acababa de descerrajarle un tiro en la sien, pegándose el otro en el mismo sitio.”

Otros que al encontrarlos en la habitacion le disparó a ambos.

Teresa estaba embarazada. El Dr. Castañeda fue llamado de urgencia y solo pudo salvar al niño mediante cesarea aunque luego fallecio, por lo que producto de esos disparos murieron 3 personas.

Carlos, el agresor, fue detenido.
 El diario La Nación del 4 de mayo, señala que fueron rectificados algunos detalles de la narración anterior y “parece que fue mal informado el colega de La Prensa al dar cuenta ayer de este suceso, en la parte que se refiere al autor de los asesinatos”.

Después se descubrió que los amantes habían previsto que todo podía terminar mal. Y dejaron dos cartas explicando su decisión. Teresa decía que nunca había amado a su marido y afirmaba: “Más vale morir que seguir en esta vida”. Julio sostenía: “No hay nada que me pueda convencer de seguir sufriendo esta vida penosa”. Y ambos, en sus textos, confesaban su amor.
Hoy del hotel sólo quedan unos arcos de su recova. La parte superior fue demolida. Y, tras unos años de abandono, la recova se convirtió en el local de un elegante café.
Quizá por allí también retumben los ecos del sonido que dejaba al pasar el viejo “tranguaicito”, un tranvía tirado por tres caballos percherones que iba desde la estación del tren, en el Bajo, hasta la actual calle Vidal. El servicio era para que los vecinos pudieran llegar hasta el ferrocarril, un medio clave para trasladarse al Centro de la Ciudad.

viernes, 19 de octubre de 2018

UN PALACIO DEMOLIDO EL ORTIZ BASUALDO

UN PALACIO DEMOLIDO EL ORTIZ BASUALDO




 Situado sobre Arenales, entre Basavilbaso y Maipú, frente a la Plaza San Martin, fue el regalo de bodas de Don Nicolás de Anchorena y su esposa, Doña Mercedes Castellanos, a su hija Matilde, con motivo de su enlace con Don Carlos Ortiz Basualdo.










Obra del arquitecto belga Jules Dormal, ocupaba una superficie de aproximadamente 3000 m2, distribuídos entre el magnifico palacio de 3 pisos y el jardín con su bella fuente de mármol.

Inaugurado en 1904, mereció el "Primer Premio a la Mejor Fachada", otorgado por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.









Demolido en la década del ´60, en el solar hoy se levanta el edificio de "American Express".

LAS GALERÍAS PACÍFICO

LAS GALERÍAS PACÍFICO


Galerías Pacífico es uno de los centros comerciales más importantes y tradicionales de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Se encuentra en la intersección de la calle Florida y la avenida Córdoba, un lugar estratégico de la ciudad.

En un sector del edificio se encuentra el prestigioso Centro Cultural Borges.

El edificio, obra del ingeniero Emilio Agrelo y el arquitecto parmesano Roland Le Vacher, fue proyectado en 1888 como sede de la tienda por departamentos Au Bon Marché, por entonces una de las más importantes de la próspera capital argentina. Estaba inspirado en las grandes galerías europeas como la Vittorio Emanuele II de Milán, Italia, y contaba con algunos adelantos tecnológicos de la época como los ascensores mecánicos, la iluminación y la calefacción centralizadas.

Sin embargo, el uso pretendido originalmente jamás llegó a concretarse, y los locales fueron ocupados por comercios menores de rubros diversos, unidos en una sociedad llamada Galería Florida. El primer sector del edificio se terminó hacia 1894 (Florida y Córdoba), y el segundo hacia 1898 (San Martín y Viamonte). En 1896 se instaló allí el Museo Nacional de Bellas Artes y la Academia Nacional de Bellas Artes. En 1889, se construia el Phoenix Hotel (hoy Esplendor Buenos Aires), ocupando la esquina nordeste de la manzana de las galerías, mostrando ya que el proyecto original nunca sería concretado. Otros lotes sobre la calle San Martín también quedaron en diversas manos, y en la actualidad están ocupadas por varios edificios particulares.

Se estima que la galería se pudo dar por concluida hacia 1905. Poco tiempo después, en 1908, a causa de diversos problemas económicos, parte del edificio se vendió al Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, que estableció allí sus oficinas centrales y que legaría su actual nombre al centro comercial al comprar finalmente la totalidad del inmueble. Entre 1945 y 1947, con un entorno económico más favorable, el edificio fue refuncionalizado, separando el área de oficinas de una nueva galería comercial. El proyecto estuvo a cargo de los arquitectos José Aslan y Héctor Ezcurra.

Fue entonces cuando se construyó el actual emblema de las Galerías:
la magnífica cúpula con murales de Antonio Berni, Lino Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino, Demetrio Urruchúa y Manuel Colmeiro Guimaraes, siendo éste último, el único no argentino.

Consta de una planta en forma de cruz, con entradas por Florida, Córdoba, San Martín y Viamonte. La intención original era que estos cuatro accesos tuvieran la misma importancia, pero la realidad urbana dio relevancia a sólo dos: Florida y Córdoba.

Esta construcción se implanta en la ciudad como una forma de representar la consolidación, económica y social, recientemente adquirida por el país y como la posibilidad de asemejar a Buenos Aires con una ciudad europea: Milán.

Tuvo una importancia histórica accidentada, debió haber sido como la Vittorio Emmanuelle o como las Lafayette de París.

Pero nunca se terminó de techarlas, y en lugar de ser un centro comercial sus locales fueron utilizados como "ateliers" de pintores y peñas literarias.

La galería funcionó durante algunos años y luego - tras volverse propiedad del estado, con la nacionalización de ferrocarriles durante el gobierno de Juan Domingo Perón (1946-1955) -, entró en una progresiva decadencia, para terminar totalmente descuidada.

La reciente remodelación, y su reinauguración en 1992, ha devuelto al centro de la ciudad uno de sus espacios más atractivos.

En la restauración merece un espacio destacado, como reminiscencia al antiguo Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro Cultural J. L. Borges, que tiene su ingreso por el segundo piso y ocupa íntegramente la tercer y cuarta planta de la galería, con dos cines, un cómodo auditorio para 370 personas, varias salas de conferencia, y más de 10.000 m2 de espacio disponible para exposiciones de arte.
Historia de las Galerías Pacífico

Las Galerías sufrieron una profunda decadencia con el correr de los años. En 1989 el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional, y a principios de 1990 fue totalmente remodelado y transformado en un lujoso centro comercial, uno de los más exclusivos de Buenos Aires, con el nombre de Galerías Pacífico.

El proyecto fue del arquitecto Juan Carlos López y Asociados.

En el 2006 recibieron nuevos aportes artísticos de relevancia internacional realizados por el mendocino Julio Le Parc.

Hoy es el centro de compras más frecuentado por los turistas, y alberga locales de prestigiosas marcas internacionales, tales como Swarovski, Tommy Hilfiger, Lacoste, Christian Lacroix, Rochas, Brooskfield, Chanel, Cacharel, entre otras. Posee además un importante patio de comidas y otros locales comerciales.


En 1987 un equipo de rodaje estaba filmando en el sótano de Galerías Pacífico, uno de los centros comerciales más lujosos del centro de Buenos Aires, cuando descubrieron horrorizados un centro de tortura abandonado. Resultó ser que durante la dictadura, el Primer Cuerpo del Ejército escondió a algunos de sus desaparecidos en las tripas del centro comercial. En las paredes de las mazmorras todavía se podían ver las marcas desesperadas que habían hecho los prisioneros muertos hacía tiempo: nombres, fechas, súplicas de ayuda

jueves, 18 de octubre de 2018

PALACIO DE LOS LEONES DE LA FAMILIA DÍAZ VÉLEZ

PALACIO DE LOS LEONES DE LA FAMILIA DÍAZ VÉLEZ




El Palacio Díaz Vélez es una de las residencias aristocráticas más antiguas y tradicionales de Buenos Aires, acabada muestra del poder social y económico de la familia de Eustoquio Díaz Vélez (hijo), que se ubica en el Barrio de Barracas y que pertenece a la Ciudad de Buenos Aires.

El Palacio Díaz Vélez fue construido por el estanciero Eustoquio Díaz Vélez, (1819-1910), tercero y único hijo varón del general Eustoquio Díaz Vélez, quien fuera unos de los principales promotores de la Revolución de Mayo de 1810 y de la guerra de la Independencia de Argentina.
Eustoquio Díaz Vélez hijo fue, al igual que su padre, uno de los hacendados más importantes de la provincia de Buenos Aires y una de las grandes fortunas de los ganaderos argentinos.

El progreso económico del país forjado a partir de la segunda mitad del siglo XIX le permitió, sumado a sus dotes de incansable laboriosidad, manejar exitosamente su estancia El Carmen y sus campos ubicados en Necochea.

Inicialmente, en los tiempos en que la actual Avenida Montes de Oca se denominaba Calle Larga o Santa Lucía, la mansión fue un edificio de una sola planta, aunque imponente, cuyo blanco frente estaba sostenido por seis columnas clásicas rodeadas por unas ventanas en voladizo, que asomaban hacia el exterior del conjunto. Toda la residencia estaba circundada por un esmerado parque, característico de las quintas de las familias tradicionales porteñas que se ubicaban a lo largo de esa avenida.

Hacia principios del siglo XX la mansión fue objeto de una completa transformación. Se construyó un notable palacio, con entrada principal por la Avenida Montes de Oca 110, influenciado fuertemente por la arquitecturafrancesa Beaux Arts, de admirable diseño.

Los Díaz Vélez plantearon la obra a partir de los planos del clásico grand hôtel particulier francés de tres niveles o alturas: planta principal, planta de habitaciones particulares y mansarda con techo de pizarra. Sobre uno de los costados se ubica una cúpula revestida del mismo material.

Luego del fallecimiento de Eustoquio Díaz Vélez hijo, el Palacio Díaz Vélez continuó siendo la residencia de su hijo menor, el arquitecto Eugenio Díaz Vélez, casado con María Escalda, padre de dos hijas: María Eugenia Díaz Vélez y Josefina Díaz Vélez.
Eugenio, de refinados gustos estéticos, encomendó la remodelación del parque del Palacio Díaz Vélez al afamado arquitecto paisajista Carlos Thays, quien, en 1913, embelleció los jardines adyacentes al Palacio, añadiéndole nuevas fuentes y esculturas.

Eugenio, además de habitar en este espléndido palacio capitalino, proyectó y construyó una importante residencia rural en el casco de su "Estancia San Francisco", ubicada en las adyacencias de la Estación Egaña, en el Partido de Rauch, en la Provincia de Buenos Aires que recibe la denominación de Castillo San Francisco. Ambas propiedades se destacaron por su belleza.

En 1930 falleció Eugenio Díaz Vélez y su viuda e hijas vendieron el Palacio a la Ciudad de Buenos Aires.

El Palacio Díaz Vélez se incorporó a la Casa Cuna, denominación del actual Hospital General de Niños "Dr. Pedro de Elizalde" de la que es lindante.
Luego de la epidemia de poliomelitis que azotó a Buenos Aires en la década de 1950 el hermoso edificio sirvió para la atención de enfermos que padecían esa dolencia.

En la actualidad en la residencia funciona la Fundación Vitra -Fundación para vivienda, trabajo y capacitación del lisiado- institución que data de 1965.

El Palacio Díaz Vélez es un edificio emblemático por su historia y características, el único de su tipo que se conserva en pie a lo largo de la Avenida Montes de Oca y al que la ciudad de Buenos Aires debe otorgarle una refuncionalización y conservación adecuados. Junto a su su parque centenario posee singularidades patrimoniales y estéticas que merecen su catalogación y protección.

Debido a su valor arquitectónico, paisajístico e histórico actualmente hay un interés en que sea declarado Monumento Histórico Nacional, del tipo Monumento artístico, por el P.E.N. con lo cual gozará de una especial protección jurídica con rango legal para su preservación, enriquecimiento y exhibición.




PALACIO CARÚ

PALACIO CARÚ



El Palacio Carú ya no existe, lo demolieron en 1967, estaba en la avenida Rivadavia 5491, había sido inaugurado en 1917, su arquitecto fue Virginio Colombo.

En esta mansión, casona o residencia vivían Eduardo Carú, su esposa, Juana Costa de Montarcé, habitaron esta mansión durante cuatro décadas, en su interior una escalera de mármol que llevaba a la gran torre circular, angelitos tallados en la pared y dos retratos: del Dante Aligheri y de Miguel Ángel. 

En la puerta: tenían unos querubines realizados por el escultor J. Bianchi Peletti.

Por otro lado este palacete dio para historias de fantasmas, intrigas que se conocieron en el barrio. 

Este palacio de color chocolate, de una forma cilíndrica, estaba ubicada en la esquina nordeste de Añasco, punto en que anteriormente se conociera la Quinta de Ocantos, la que permitió, al ser rematada, la apertura de esa calle.

Luego de su demolición, en julio de 1967, se construyó un edificio de departamentos.

viernes, 21 de agosto de 2015

Catedrales góticas historia e imagenes

El estilo gótico en las iglesias y catedrales

Muy interesante lo que cuenta José Luis Corral sobre la historia de esta arquitectura, que se elevaba al cielo buscando a Dios y hacia entrar su luz en sus naves.
Es decir, que el estilo gótico probablemente no hubiera existido sin la cosmología platónica que se estudiaba en Chartres en el siglo XII ni la espiritualidad que se concretó en monasterios como el de Claraval, tal y como reseñó hace más de medio siglo Otto von Simson. 
Como espacio monumental y trascendente, la catedral gótica fue un lugar propicio para el desarrollo de la música y el canto. Las ceremonias religiosas se adornaron con música polifónica acompañada de instrumentos cada vez más variados y complejos. 

Catedral de Colonia, Alemania

Mientras se desarrollaba la catedral gótica, a mediados del siglo XII lo hacía también la música polifónica, muy apropiada para cantarse bajo las rotundas bóvedas ojivales. El canto gregoriano se adaptaba perfectamente al ambiente cerrado y severo de los monasterios de los siglos X y XI, pero la cultura urbana de los siglos XII y XIII necesitaba otro tipo de música para ser interpretada y cantada en las catedrales góticas. Así fue como surgió una música nueva, más brillante y variada, que alcanzó su máxima expresión en la capilla de música de Nuestra Señora de París entre los siglos XII y XIV en la llamada Nova cantica, de la que el compositor Perotin fue el máximo exponente. En esa misma línea, todas las catedrales dispusieron en la Edad Media de su propia capilla de música. 
La época del origen del gótico fue un tiempo luminoso en el que creció la población, se desarrollaron las ciudades, se reactivaron el comercio y la industria artesanal, se fundaron universidades y escuelas y algunos intelectuales creyeron que una «edad de oro» era posible. 
Este periodo de la historia europea es el que corresponde a la época de las Cruzadas, una iniciativa de la cristiandad para lograr recuperar los Santos Lugares, pero también un esfuerzo por abrirse a nuevos mundos y a nuevos mercados. Y es, además, la época en la que comenzaron a dibujarse los rasgos fundamentales de lo que más tarde serán los nuevos Estados europeos y las monarquías feudales, que acabarán definiendo una sociedad y un concepto del territorio y de la nación que, pese a las notables modificaciones seculares, se han mantenido hasta comienzos del siglo XXI. 
Entre los siglos XII y XIII, los Estados cristianos de la península Ibérica acabaron imponiéndose sobre el islam andalusí, el reino de Francia logró encontrar el camino hacia la vertebración y la futura unidad territorial que andaba buscando desde los tiempos de los herederos de Carlomagno, Inglaterra se consolidó gracias a la continuidad de la dinastía instaurada por Guillermo I el Conquistador, el Sacro Imperio romano germánico se asentó en Europa central y las repúblicas italianas crearon las bases de su desarrollo económico y político. Además, la Iglesia, tras la reforma del papa Gregorio VII (1073-1085), recuperó la autoridad espiritual y terrenal que había perdido tras las crisis, cismas y escándalos que la habían azotado en siglos anteriores. 
Europa emergió de varios siglos de decadencia, invasiones, inestabilidad política, miedos atávicos y carencias de todo tipo. Los europeos vivieron a partir de entonces una época de expansión y desarrollo desconocidos desde la época del emperador romano Marco Aurelio (161-180), y fueron capaces de sentar las bases para una sociedad nueva en la que había pan para todos y se disfrutaba de una manera más alegre de entender la vida. 
Tal vez sólo lo parezca y mi visión de esta época esté deformada por la magnitud de las catedrales góticas y por el contenido en libertades de los fueros y cartas pueblas de los siglos XII y XIII, pero me da la impresión de que aquél fue un tiempo en el que se podía sentir en las calles de muchas ciudades de Europa un aire fresco en el rostro y una cierta sensación de libertad en un momento en el que nadie en las florecientes ciudades preguntaba quién eras, qué hacías ni de dónde venías.
La nueva arquitectura gótica que estaba a punto de aparecer en la primera mitad del siglo XII supuso una verdadera revolución en la arquitectura, gracias al descubrimiento de innovaciones técnicas, desconocidas hasta entonces, que cambiaron los conceptos de la construcción y la manera de concebir los grandes espacios cubiertos. 

El Duomo de Milán

Tal vez fuera el propio maestro de obras que hacia 1130 dirigía la fábrica románica de la abadía de Saint-Denis, o quizás alguien que llegó de quién sabe qué lugar para responder a las demandas de Suger; pero, sin duda, se trataba de un constructor (maçon en francés) genial que supo dar con la respuesta precisa al reto lanzado por el abad: construir una iglesia donde los muros no fueran de opaca piedra, sino de transparente luz.
La solución que ese arquitecto anónimo presentó al abad revolucionó la historia de la arquitectura y la cambió durante siglos. El nuevo estilo se basaba en el uso del arco de doble centro, el ojival, gracias al cual el empuje que ejercen las bóvedas se desvía hacia arriba y hacia afuera del edificio. Este tipo de arco ya había sido desarrollado por arquitectos germanos a finales del siglo XI, aunque con poco éxito, pero utilizado con el apoyo de contrafuertes que lo mantuvieran en pie se podían elevar las bóvedas de las iglesias hasta alturas imponentes y, sobre todo, abrir casi por completo los muros de piedra, al cubrir el espacio con bóvedas de crucería, que ya no necesitaban de gruesos muros para sustentarlas, sino de estilizados pilares o columnas.

Catedral de Reims Francia

Este nuevo planteamiento arquitectónico requería de la construcción de las naves de las nuevas iglesias a partir de la sucesión de tramos, entre pilar y pilar, que se deberían cubrir con bóvedas de arcos cruzados. Para ello, los extremos de los arcos, cuyos nervios transmiten el peso, se asentarían en un pilar o una columna y no en muros corridos. Quedaba por resolver el empuje hacia el exterior de los arcos, que se solucionó mediante la construcción de contrafuertes, uno por cada pilar o columna, situados hacia el exterior de las naves, y que eran los elementos destinados a soportar el empuje de las bóvedas de crucería, que en el caso de las de cañón o de aristas del románico recaían directamente sobre los muros. Con ese nuevo sistema fue posible abrir por completo los muros entre cada contrafuerte de arriba abajo, prácticamente desde el tejado hasta el suelo. 





martes, 18 de agosto de 2015

El Estilo Gótico

El GÓTICO y LAS CATEDRALES 


En el libro de José Luis Corral, encontré datos muy interesantes sobre la arquitectura gótica y aquí les traigo un pequeño fragmento. 


En esta imagen mediática de la Edad Media, el arte románico se ha convertido en un estilo de identidad «clásica», como si los ambientes románicos fueran los genuinos y auténticos de esa época, en tanto lo gótico se reserva para una especie de Edad Media ideal e imaginaria, una suerte de futuro fantástico, aunque casi siempre calamitoso y sombrío. Así, cuando un cineasta, un ilustrador o un decorador han querido transmitir la imagen de una Edad Media real lo han hecho mediante una escenografía románica: ábsides románicos, salas con arcos de medio punto, galerías de arquerías románicas, pinturas murales de amplio colorido, y vestuario y attrezzo basados en los siglos XI y XII; por el contrario, cuando se ha querido presentar una Edad Media idealizada y ahistórica, se ha acudido a la estilización del estilo ojival, a los arcos apuntados, a las naves góticas, a los pilares fasciculados, a pináculos y gárgolas fantasiosos y a estrambóticos vestidos inspirados en las miniaturas y pinturas de ambiente cortesano de los siglos XIV y XV.

   
 
Bóvedas de crucería simple y estrellada.


Arbotantes.



Así, lo gótico se ha presentado como símbolo de lo imaginario de la Edad Media, frente a lo románico, que representa lo real de ese periodo.

La idea de arquitectura gótica

Tras el siglo de la Ilustración, marcado por una insistencia obsesiva en la idea de la Razón, el clasicismo y el orden, hacia 1820 soplaron nuevos vientos culturales que anunciaban el Romanticismo, y con ellos una vuelta hacia aquellas manifestaciones artísticas tan criticadas por el Racionalismo ilustrado.
En Francia, muchos ojos se volvieron hacia las viejas, arruinadas y alteradas catedrales medievales. En ese país, cuna del gótico, fue el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc el principal impulsor de la recuperación del que comenzó a identificarse como el verdadero y genuino estilo nacional francés. Y para desmontar las furibundas críticas que los arquitectos neoclásicos lanzaron sobre el gótico, Viollet-le-Duc se empeñó en demostrar que la arquitectura gótica estaba basada en un sistema de valores culturales y técnicos cargados de una profunda inteligencia y una sistematización racional; incluso llegó a escribir que, en la planificación de una catedral gótica, «todo está en función de la estructura: la tribuna, el triforio, el pináculo, el gablete; en el arte gótico no existe forma arquitectónica basada en la libre fantasía».
Convertido en el gran defensor del gótico, Viollet-le-Duc realizó una inmensa labor de recuperación y difusión de este estilo, que pronto se convirtió en un referente cultural para los europeos. Despreciado desde el Renacimiento, a mediados del siglo XIX el gótico se erigió en el modelo de numerosas nuevas construcciones públicas y privadas. Así, tras el incendio que destruyó el palacio de Westminster en 1836, los británicos decidieron construir su nuevo parlamento, la imagen de su modelo social decimonónico, una mezcla imposible de parlamentarismo e imperialismo, en estilo neogótico, y lo mismo hicieron los húngaros con el suyo en 1885.
En el siglo XIX, el gótico se reivindicó como estilo artístico, pero también como concepto estilístico. Y fue entonces cuando surgieron importantes investigadores que profundizaron en la arquitectura gótica como nunca se había hecho hasta entonces, y cuyos trabajos serían fundamentales para recuperar el prestigio perdido entre finales del siglo XV y principios del XIX.
Tras más de tres siglos de condena y olvido, la atracción por el gótico se desató por todas partes. Por un lado, sus formas arquitectónicas evocaban, o así lo interpretaban al menos sus nuevos valedores, un tiempo de ensueño, de luz y de fantasía, incluso de libertad creativa, tan querida por el Romanticismo frente a la rigidez del clasicismo racionalista. Y, por otra parte, el gótico se explicaba ahora como un arte nacional que recuperaba la esencia propia de las nacionalidades europeas, basadas en las tradiciones y creencias cristianas y en la especificidad europea de este estilo, exclusivo y definitorio de la cristiandad bajomedieval.
El gótico comenzó a verse entonces como un arte cristiano y europeo, es decir, un estilo de profundas esencias atávicas y de elevados conceptos propios que definían la genuina idiosincrasia cultural de la Europa cristiana y occidental.

El historiador del arte Wilhelm Worringer (1881-1965) escribió en 1911 su importante obra Formproblem der Gotik (Problemas formales del arte gótico), en donde apuntaba interesantes reflexiones sobre la que consideraba estrecha relación entre la arquitectura gótica y el pasado legendario, e incluso la identidad de Europa, definiendo el gótico como «la expresión en piedra de la tradición celta, que simulaba con el diseño de las catedrales los bosques primigenios europeos».
 La larga centuria que se extiende entre 1140 y 1270 fue «el siglo de las catedrales». Sólo en Francia se inició la construcción de varias decenas de ellas, y otras muchas en el resto de la cristiandad europea, además de miles de iglesias, monasterios y conventos, y otros edificios de arquitectura civil y militar como castillos, fortalezas, puertas, palacios, lonjas, casas consistoriales, hospitales, albergues, puentes, fuentes, cruces conmemorativas..., y así hasta tal punto que la imagen de la Baja Edad Media está asociada de manera inseparable a la arquitectura gótica, que no sólo es un estilo artístico, sino la seña de identidad de toda una época.