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miércoles, 7 de noviembre de 2018

PALAIS DE GLACE

PALAIS DE GLACE

PALAIS DE GLACE

Si retrocediéramos 100 años y entráramos al recién inaugurado “Palais de Glace”, quedaríamos asombrados al ver parejas de jóvenes, niños y niñas, evolucionando sobre una pista de hielo circular al compás de valses vieneses, mientras un público heterogéneo contempla los giros y piruetas de los patinadores desde los palcos circundantes.
La plazoleta en que aún hoy se yergue el palacete de estilo francés, fue dada en concesión por la entonces Municipalidad de Buenos Aires en 1910 a una firma comercial, que introdujo la gran novedad del patinaje sobre hielo, desconocido en nuestro país, tomando como modelo el famoso “Palais des Glaces”, de París.
Las instalaciones mecánicas que producían el hielo que cubría la pista de 21 m de diámetro, se encontraban en el sótano, y en la planta baja y primer piso se hallaban los palcos para el público, que eran atendidos por los servicios de una confitería también ubicada en la planta baja.
Se alquilaban patines y se daban clases a cargo de expertos profesores, en tanto que la música era provista por un órgano de fuertes voces que llenaba el recinto, iluminado por la gran lucerna central, y faroles convenientemente ubicados.
Como tantas modas, esta también fue efímera, y el “Palais de Glace”, pasó a ser de glace solo en el nombre, pues al poco tiempo comenzó a funcionar como salón de baile, para la muchachada jaranera que concurría a divertirse.
Y fue en 1912, cuando el barón Antonio de Marchi organizó en esa sala un gran baile de tango, al que invitó a lo más granado de la sociedad porteña. De Marchi era yerno del general Roca, (casado con María Roca) y se lo consideraba un personaje un tanto extravagante, aún para la época.
Conocido bon-vivant, impulsor de los deportes, fue fundador de la Sociedad Sportiva Argentina que funcionaba en donde actualmente está en el Campo de Polo, de la Sociedad Hípica Argentina, siendo patrocinador de las primeras exposiciones de caballos criollos, y del Cercle de L´Epee, que fomentaba la esgrima entre sus asociados.
Pero volvamos a esa gran recepción, que amenizó la orquesta de Genaro Espósito (el “tano” Genaro para los amigos) y donde lució sus cortes y quebradas un gran músico y bailarín: Enrique Saborido. En realidad, no hizo otra cosa que consagrar lo que ya había sido consagrado en el Viejo Mundo, donde el tango era furor y conquistaba los salones de la aristocracia europea.
Y el “Palais de Glace” siguió asociado al tango, ya que funcionaron allí, en la década del 20, dos boites, como empezaba a denominarse a ciertos lugares nocturnos: el “Vogue´s Club” y “Cyros”. En ellas actuaron famosos conjuntos de tango, especialmente el célebre sexteto de Julio de Caro. Otro episodio tiene también incidencia en la música tanguera.
Al salir del Palais la noche del 11 de diciembre de 1915, en que festejaba su cumpleaños, Carlos Gardel es baleado a quemarropa en un incidente con una patota de “niños bien”. La bala quedó a muy corta distancia del corazón, y nunca le fue extraída.
A partir de 1931, en que finalizó la concesión, la Municipalidad cede el edificio al Ministerio de Educación, que encarga la remodelación del mismo al arquitecto Alejandro Bustillo, para adecuarlo como sede de la Dirección Nacional de Bellas Artes.
Todos los años se realizaba allí el Salón Nacional, hasta 1954, en que fue destinado a funcionar como estudio anexo del entonces Canal 7. Desde 1960 se restituyeron sus salas a las funciones originales, y en la actualidad están dedicadas a exposiciones artísticas de toda índole.
Pero el tango quedó ligado a su historia, y los muros de los que hoy cuelgan cuadros que esperan consagración, seguramente albergan  apagados ecos de los sonidos de otrora. Tal vez, al cerrarse las puertas del viejo “Palais de Glace”, en el silencio de la noche, algún trasnochador de recalada escuche, al pasar por sus veredas, casi como en un susurro las estrofas del tango de Cadícamo: “Palais de Glace, del 920/ No existes más con tu cordial ambiente/ Allí bailé mis tangos de estudiante…"

(De Enrique Espina Rawson)
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Imagen: Postal del “Palais de Glace” circa 1910. (Fotografia tomada de es.wikipedia.org)
Nota tomada de la página web FervorxBuenosAires.com

PALACIO UNZUÉ "Donde murió Evita"

PALACIO UNZUÉ
"Donde murió Evita"

PALACIO UNZUÉ "Donde murió Evita"

En el predio que hoy ocupa la Biblioteca Nacional, sobre la vieja barranca del Río de la Plata, se encontraba la antigua “Quinta de los Unzué”, que fuera utilizada como residencia presidencial.

El Palacio Unzué, también conocido como Quinta Unzué, fue la Residencia Presidencial de la República Argentina durante la presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1955), y se transformó en un lugar de peregrinación y culto luego de la muerte de Eva Perón en 1952. El grado de simbolismo que tomó el edificio fue tal, que luego del golpe militar que derrocó a Perón en 1955, los dictadores que tomaron el poder ordenaron su demolición total.


La residencia ocupaba un amplio terreno en Buenos Aires de casi tres manzanas de superficie con jardines arbolados, entre Avenida del Libertador, Austria, Agüero y Avenida Las Heras. En su predio se construyó, entre 1962 y 1992, la actual Biblioteca Nacional de la República Argentina.


Allí vivieron el Gral. Juan Domingo Perón y su esposa, Eva Duarte, quién falleció en el sitio, el 26 de Julio de 1952.

Hacia 1955, la histórica vivienda fue demolida para dar lugar al mencionado edificio.

La historia del Palacio Unzué está documentada a partir de fines del gobierno de Juan Manuel de Rosas (1835-1852), cuando tres ingleses habrían comprado los terrenos para construir allí una casa de veraneo. En 1855, el predio pasó a manos de Mariano Saavedra (hijo de Cornelio Saavedra, Presidente de la Primera Junta en 1810) quien construyó su propia residencia allí, en donde se celebraron numerosas reuniones mientras fue Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Por aquellos años, esta zona del actual barrio de Recoleta era un rincón marginal y semi-rural en una Buenos Aires todavía reducida hasta la zona de la actual Avenida Callao, y era difícil acceder a la casa de Saavedra.

Entre 1883 y 1887 la quinta fue adquirida por Mariano Unzué junto a su esposa Mercedes Baudrix, y en tiempos de gran crecimiento de Buenos Aires y grandes ganancias para los productores agropecuarios de familias tradicionales como los Unzué, Don Mariano pudo construir allí su gran residencia, en la cual su familia vivió durante las siguientes décadas.

En 1910, durante la Exposición del Centenario, el Palacio Unzué fue sede principal de la Exposición de Salud e Higiene, que mostró algunos adelantos técnicos de la época como el inodoro, nuevos sistemas cloacales e instrumental médico de vanguardia.

Finalmente, luego de la Gran Depresión de 1930, el modelo agroexportador argentino se agotó definitivamente y las familias antes millonarias gracias a ese sistema perdieron sus fortunas y su poder, de tal forma que muchas debieron rematar sus grandes residencias.

En el caso del Palacio Unzué, fue el Estado Nacional quien expropió el edificio para saldar deudas en 1937, destinándolo a propiedad del Poder Ejecutivo.

El edificio no fue utilizado por los presidentes, el primero en hacerlo sería Edelmiro Farrell (1944-1946), quien usó esporádicamente el Palacio Unzué como residencia, en épocas en que el domicilio presidencial estaba en la calle Suipacha 1034.3 

El primer presidente en utilizarlo regularmente Juan Domingo Perón, electo en 1946, quien se instaló definitivamente en el Palacio Unzué, alejándose del centro porteño hacia este barrio arbolado y residencial, considerando que además por la Avenida Alvear (actual Av. del Libertador) tenía un rápido acceso a la Casa Rosada.

Eva Perón trabajó en la Residencia Presidencial una vez que el cáncer que la afectaba le impidió trasladarse a sus oficinas en el Palacio de la Legislatura, donde funcionaba la Fundación con su nombre. Finalmente, agotados todos los recursos posibles para curarla, Evita falleció en el Palacio Unzué el 26 de julio de 1952.

Durante su convalecencia, numerosos seguidores habían estado en vela en los portones de la residencia, dejando imágenes, velas y cartas; y luego de la muerte el lugar alcanzó proporciones místicas, mientras Perón seguía viviendo allí.

La planta baja no era demasiado utilizada. Perón y Evita se instalaron en el primer piso, donde estaba el dormitorio principal y un cuarto de huéspedes, vestidores, biblioteca, escritorio y un pequeño comedor diario, además de las dependencias de servicio y de las administrativas. La escalera de mármol tenía forma de “Y”, y llevaba a las alas derecha e izquierda de la planta, que se asomaban a un balcón desde el cual podía observarse la planta baja de la mansión. También había un ascensor que se encontraba del otro lado de la casa, entre la biblioteca y el salón dorado.

Fue en esa casa donde Evita otorgaba entrevistas y donde murió, en 1952. Allí vivió Perón hasta su derrocamiento, en 1955, por la Revolución Libertadora, cuando la casa sufrió un sospechoso conato de incendio.

El 16 de septiembre de 1955, durante los bombardeos aéreos que buscaban derrocar a Perón, uno de los artefactos explosivos fue arrojado sobre el palacio presidencial, pero cayó sobre los jardines del edificio sin destruirlo. Durante los días posteriores al golpe de Estado de 1955 la casa sufrió un fue incendiado y saqueado por militares cercanos al bando golpista. En 1956, el poder quedó en manos del General Pedro Eugenio Aramburu, dictador que gobernó entre 1955 y 1958 acérrimo enemigo del presidente depuesto, quien en 1958 definió que el Palacio Unzué debería ser demolido completamente. Aramburu fue el primer gobernante argentino que utilizó la Quinta de Olivos como domicilio presidencial, función que mantuvo hasta la actualidad.

Ya recuperada la democracia, el Presidente Arturo Frondizi (1958-1962) impulsó en 1960 la construcción en el predio de la nueva Biblioteca Nacional. La Biblioteca fue concursada en 1962, y el proyecto ganador fue el de Clorindo Testa y Francisco Bullrich, sin embargo las obras se desarrollaron con una lentitud inesperada, y el edificio recién fue abierto al público por el Presidente Carlos Menem en 1992.

En el vestíbulo de la Biblioteca, numerosas placas de bronce recuerdan tanto a Eva Perón y a la demolición del Palacio Unzué con que se pretendió borrar una parte de la historia argentina. Una estatua con la imagen de Evita remata los jardines del edificio, sobre la esquina de Avenida del Libertador y Austria.

Relatan los empleados del depósito de libros que, en ocasiones, se escuchan pasos entre los corredores, mientras un delicado perfume femenino flota en el aire... Tal vez "Evita"?


viernes, 2 de noviembre de 2018

CASA DEL PUEBLO


CASA DEL PUEBLO 

CASA DEL PUEBLO


CASA DEL PUEBLO

La onda demoledora sigue abatiendo viejas reliquias de Buenos Aires. Esta vez le tocó el turno a la histórica Casa del Pueblo, que durante 26 años albergó al Partido Socialista.
La orden llegó después que la Corte Suprema de Justicia, tras largo litigio entre el Partido Socialista Democrático y la Sociedad Anónima La Vanguardia (propietaria del edificio) decidió que esta última está en condiciones jurídicas de "ejercer el pleno dominio de sus bienes"


La historia del añejo edificio de Rivadavia 2150 se remonta a enero de 1927, cuando, merced al aporte de entusiastas militantes se logró inaugurar la flamante casa. El acto fue con todas las de la ley: gran bandera roja en el frontis, entusiasta interpretación de La Internacional con acompañamiento de orquesta, y en el sitio de honor las figuras aún no legendarias de Juan B. Justo, Mario Bravo, Adolfo Dickmann y Nicolás Repetto
De allí en adelante, la casa albergó relevantes hechos y protagonistas. En 1931, a raíz de! congreso partidario, se aprueba en esa sede la formación de la Alianza Socialista - Democrática Progresista, que contó con el fuerte impulso de Lisandro de la Torre. En el 39, mientras desde Europa llegaban
los últimos ecos de la Guerra Civil Española, el líder republicano Indalecio Prieto ocupaba el estrado de la Casa del Pueblo para encender los ánimos socialistas.
En el edificio funcionó también una imprenta donde se imprimieron periódicos como La Lucha y La Vanguardia, La Revista Socialista y la colección de El Pequeño Libro Socalista. En la planta baja había una librería, la sala de redacción de La Vanguardia y un buffet.
Pero tal vez lo más valioso era la Biblioteca Obrera, en el primer piso, que con las donaciones de Joaquín V. González y Juan B. Justo logró reunir más de 120 mil volúmenes. Todo eso, más la abundante documentación histórica del partido, se perdió en el incendio que destruyó casi totalmente el edificio
el 14 de abril de 1953.
Tres años más tarde sobrevino la división (Partido Socialista Argentino y Partido Socialista Democrático) y a partir de entonces los restos de la sede quedaron abandonados. Recién hace poco tiempo la justicia decidió quién es el dueño del solar y también la sociedad La Vanguardia ha decidido qué hará: barrer los escombros y construir la nueve Casa del Pueblo."

HOTEL DE WATSON

HOTEL DE WATSON

HOTEL DE WATSON


Thomas Watson era un inglés que construyó el más importante hotel del pueblo de Belgrano y al cual le puso su nombre. Había nacido en 1837, se había radicado en el país a principios de la década de 1860. El señorial Hotel se construyó en Lavalle (hoy Juramento) y Río Bamba (hoy Vuelta de Obligado) al lado de lo que es hoy la Parroquia “ La Redonda ”, que en los tiempos de construcción del hotel, no existía y era un símbolo del lugar. Se inauguró en diciembre de 1878.

Tenía dos pisos y hasta un mirador para divisar la llegada de las diligencias que paraban en el lugar. Cuentan que era famoso por la buena comida que preparaba un cocinero escocés.

Una vez construida la Parroquia, se unió a esta por el muro norte, formando la Recova actual entre La Parroquia, Juramento y Cabildo. En este lugar hay comercios de distintos rubros.

En el citado Hotel estuvieron personalidades como Avellaneda,
 Sarmiento y Mitre. A fines del siglo XIX el hotel dejó de funcionar.

En 1885 el hotel “Watson” sirvió también de sede al Club Unión, uno de los más prestigiosos del entonces pueblo de Belgrano y más tarde, cerrado el hotel, su planta baja se convirtió en locales comerciales y los altos en viviendas y consultorios.

El Hotel fue sede de un famoso equipo de cricket el Zingari pero tambien fue protagonista de un hecho policial famoso en la época. De resultas de ese hecho un Médico español el Dr. Vicente Castañeda obtuvo una medalla de gratitud del pueblo de Belgrano en 1878. En ella se lee 
“Los vecinos de Belgrano al médico Vicente Castañeda” y en el reverso “Gratitud a sus servicios. Mayo 1878”.

El Dr. Vicente Castañeda se alojaba en mayo de 1878 en el Hotel Watson. En esa misma fecha en una habitacion se dieron cita dos amantes, ambos inmigrantes alemanes. Ella, llamada Teresa y él, llamado Julio 
Rohlfs habian venido en el mismo barco junto a Carlos Scheiber, el esposo de Teresa. Todos se conocian de Alemania.

Teresa desapareció un dia del Hotel de Inmigrantes donde se alojaba con su esposo e hijos y Carlos la comenzó a buscar. 
Lo llamativo es que ella llevaba un embarazo de casi ocho meses. Finalmente averiguo que estaba en el Hotel Watson con el amigo en comun y alli fue. Cuando llegó, Carlos Scheiber descubrió que su mujer estaba alojada con Julio Rohlfs, su amante. Las crónicas de la época dicen que, al verse descubiertos, Rohlfs agarró un arma, le disparó a Teresa y se suicidó. Lo relataron así: Carlos penetró resueltamente al interior de las piezas ocupadas por Teresa y Julio. Teresa estaba en una pequeña salita y al ver a su marido se sintió dominada por el terror. Carlos, con voz firme y serena, le pidió que lo acompañase, a lo que iba a acceder Teresa, penetrando a la otra pieza para recoger una gorra. Pero no bien hubo entrado se sintieron dos detonaciones, una en pos de la otra. Julio, el amante de Teresa acababa de descerrajarle un tiro en la sien, pegándose el otro en el mismo sitio.”

Otros que al encontrarlos en la habitacion le disparó a ambos.

Teresa estaba embarazada. El Dr. Castañeda fue llamado de urgencia y solo pudo salvar al niño mediante cesarea aunque luego fallecio, por lo que producto de esos disparos murieron 3 personas.

Carlos, el agresor, fue detenido.
 El diario La Nación del 4 de mayo, señala que fueron rectificados algunos detalles de la narración anterior y “parece que fue mal informado el colega de La Prensa al dar cuenta ayer de este suceso, en la parte que se refiere al autor de los asesinatos”.

Después se descubrió que los amantes habían previsto que todo podía terminar mal. Y dejaron dos cartas explicando su decisión. Teresa decía que nunca había amado a su marido y afirmaba: “Más vale morir que seguir en esta vida”. Julio sostenía: “No hay nada que me pueda convencer de seguir sufriendo esta vida penosa”. Y ambos, en sus textos, confesaban su amor.
Hoy del hotel sólo quedan unos arcos de su recova. La parte superior fue demolida. Y, tras unos años de abandono, la recova se convirtió en el local de un elegante café.
Quizá por allí también retumben los ecos del sonido que dejaba al pasar el viejo “tranguaicito”, un tranvía tirado por tres caballos percherones que iba desde la estación del tren, en el Bajo, hasta la actual calle Vidal. El servicio era para que los vecinos pudieran llegar hasta el ferrocarril, un medio clave para trasladarse al Centro de la Ciudad.

sábado, 20 de octubre de 2018

UN MUNDO DE GLAMOUR HOTEL MARRIOTT PLAZA

UN MUNDO DE GLAMOUR HOTEL MARRIOTT PLAZA




 


Posado frente a la plaza San Martín (en Florida y Marcelo T. de Alvear) desde 1909, conforma una postal clásica de la ciudad con el edificio Kavanagh.  
Si bien fue remodelado varias veces desde su fundación por Ernesto Tornquist, conserva el aspecto elegante que lo caracteriza, así como los ambientes lujosos, en los que abundan refinados detalles de decoración.  

Esa impronta de distinción se manifiesta sobre todo en la suite Fundador 02, donde se alojaron célebres personalidades del mundo. 

Entre ellos, se cuentan el escritor hindú Rabindranath Tagore, Enrico Caruso (que rompió el espejo de un botiquín al ensayar un allegro vivace), el Sha de Persia, Charles De Gaulle -cuya larga talla obligó a construir una cama especial, más tarde también usada por Rock Hudson-, Theodore Roosevelt, Neil Armstrong, Indira Gandhi, Arturo Toscanini, Pelé, María Callas, Albert Sabin y Luciano Pavarotti.
 


En este hotel, donde el presidente Carlos Alvear tenía un escritorio permanente en una suite del cuarto piso, Gardel cantó "Caminito".  

En 1957 se improvisó una sesión de jazz del mejor, cuando Louis Armstrong  tocó su trompeta desde la ventana de su habitación, acompañado desde la vereda por jóvenes músicos locales.
 
Las paredes del restaurante La Brasserie conservan murales que recrean la vida social del Buenos Aires de 1900, pintadas en la época en que el lugar funcionaba como Salón para señoras.  
También permanece intacto el Plaza Bar, entre cuyas paredes de madera solía darse cita la alta sociedad porteña, para compartir copas y canapés.  
A su vez, el Plaza Grill se mantiene desde 1909 revestido con maderas traídas de Europa y mosaicos holandeses. Allí siempre llamaron la atención los ventiladores de India, un toque exótico

EL PALACIO BAROLO “Símbolo de un esplendor que dejó su huella en el tiempo”

EL PALACIO BAROLO
“Símbolo de un esplendor que dejó su huella en el tiempo”


El ART noveau fue el estilo que definió el inicio del siglo XX en la mayor parte de las ciudades del mundo y, finalmente, también en Buenos Aires. Algunos ejemplos famosos de estas líneas curvas y esa asimetría tan típica de este estilo son el Palacio Barolo, inspirado en la cosmología de la “Divina Comedia” de Dante


Luis Barolo, progresista y poderoso productor agropecuario, llego a la Argentina en 1890.
Fué el primero que trajo máquinas para hilar el algodón y se dedicó a la importación de tejidos.
Instaló las primeras hilanderías de lana peinada del país e inició los primeros cultivos de algodón en el Chaco.
En el centenario de la revolución de Mayo, conoció al Arq. Mario Palanti (1885-1979), a quien contrató para realizar el proyecto de un edificio que tenía en mente.  
Este se convertiría en una propiedad exclusivamente para rentas.
Luis Barolo pensaba, como todos los europeos instalados en Argentina, que Europa sufriría numerosas guerras que destruirían todo el continente.
Desesperado por conservar las cenizas del famoso Dante Alighieri, quiso construir un edificio inspirado en la obra del poeta,
“la divina Comedia”.

El terreno elegido para levantar el palacio tenía una superficie de 1365 m2 y un frente de 30,88 metros.
Ubicado en la Avda. de Mayo 1370 y Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen), la superficie cubierta resultó de 16.630 m2.
En 1919 comenzó la edificación del palacio que se convirtió en el más alto de latinoamérica, y en uno de los más altos del mundo en hormigón armado.
Con un total de 24 plantas (22 pisos y 2 subsuelos), 100 metros de altura se hicieron posibles gracias a una concesión especial otorgada por el intendente Luis Cantilo en 1921, ya que superaba en casi cuatro veces la máxima permitida por la avenida. Hasta el punto más alto de la cúpula mide 90 metros, llegando a los 100 con un gran faro giratorio de 300.000 bujías que lo hacia visible desde Uruguay.
Una usina propia la autoabastecía en energía. En la década del ´20, esto lo convertiría en lo que hoy denominaríamos “edificio inteligente”.

Desde entonces existen 2 montacargas y 9 ascensores, dos de los cuales están ocultos. Estos últimos respondían a las actividades comerciales de Barolo. Al llegar la mercadería ingresaba desde los montacargas ubicados en el acceso de lo que hoy es Hipólito Yrigoyen hacia los 2 subsuelos, de 1.500 m2 cada uno. Barolo utilizaba los ascensores ocultos para desplazarse de sus oficinas en planta baja, 1° y 2° piso, hasta los subsuelos evitando el contacto con sus inquilinos, que ocupaban las dependencias a partir del tercer piso.
Desde un inicio el Palacio provocó cierta perplejidad., se habló de estilo “remordimiento italiano”, gótico romántico, castillo de arena, o cuasi gótico veneciano.
La construcción finalizó en 1923 siendo bendecida el 7 de junio por el nuncio apostólico Monseñor Giovanni Beda Cardinali.
En planta baja funcionó hasta su desaparición, la agencia de noticias “Saporitti”.

En la actualidad es un edificio exclusivamente de oficinas. 

viernes, 19 de octubre de 2018

UN PALACIO DEMOLIDO EL ORTIZ BASUALDO

UN PALACIO DEMOLIDO EL ORTIZ BASUALDO




 Situado sobre Arenales, entre Basavilbaso y Maipú, frente a la Plaza San Martin, fue el regalo de bodas de Don Nicolás de Anchorena y su esposa, Doña Mercedes Castellanos, a su hija Matilde, con motivo de su enlace con Don Carlos Ortiz Basualdo.










Obra del arquitecto belga Jules Dormal, ocupaba una superficie de aproximadamente 3000 m2, distribuídos entre el magnifico palacio de 3 pisos y el jardín con su bella fuente de mármol.

Inaugurado en 1904, mereció el "Primer Premio a la Mejor Fachada", otorgado por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.









Demolido en la década del ´60, en el solar hoy se levanta el edificio de "American Express".