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martes, 4 de junio de 2024

ROMA ANTIGUA

 LOS ORIGENES DE ROMA

Durante el período de desarrollo de de la civilización etrusca Roma no tenía mayor importancia, se supone que hasta la segunda mitad del siglo VI a.de J.C. una dinastía de reyes romanos la de los Tarquinos fue etrusca. Luego de la leyenda de Rómulo y Remo, siendo Rómulo el que hizo el primer cerco de la ciudad en el año 753 a. de J.C..

Con la fundación de Roma "La ciudad de las siete colinas" habría de cubrirse de monumentos, cada vez más valiosos y en mayor número. El pueblo nació de la fusión de los albanos, rudos y energicos indoeuropeos, con los sabinos que procedían de los más antiguos pueblos mediterráneos. El desarrollo de Roma fue lento solo para conquistar la península itálica tardó cuatro siglos.

Con tenacidad logró vencer a los lacios, a los etruscos y a las ciudades griegas del sur, su victoria sobre Cartago le dio el dominio de todo el Mediterráneo occidental, durante el siglo II a. de J.C. Macedonia, Grecia, el Asia Menor, el sudeste de la Galia y España se convirtieron en provincias romanas.

Fuente: Historia de Europa y del genio europeo

martes, 26 de noviembre de 2019

PARÍS MEDIEVAL, COMO SE MODERNIZÓ

 HISTORIA DE LA ARQUITECTURA
MODERNA
MODERNA

FUENTE: LEONARDO BENÉVOLO

2. La obra de Haussmann 

Las obras dirigidas por Haussmann en sus diecisiete años de poder pueden dividirse en cinco categorías:
Primeramente están sus obras viarias, que se centran en dos aspectos; la apertura de nuevas arterias en los viejos barrios y la urbanización de los trazados periféricos al viejo París con el trazado de nuevas retículas viarias.
París antes de la reurbanización de Haussman
En cuanto al primer aspecto, Haussmann corta el núcleo medieval con una serie de calles anchas y rectilíneas, procurando no destruir los monumentos más importantes y los aprovecha como punto de fuga para las nuevas perspectivas de las calles. A la hora de construir en las nuevas calles, se redacta una normativa más detallada que la del pasado.
En segundo lugar, destaca la construcción de edificios dirigida directamente por la Prefectura y por otras entidades públicas. Incluso se comienzan a construir viviendas destinadas a las clases más débiles económicamente por parte del estado, como única forma de garantizar que se construirán de acuerdo con las mínimas condiciones higiénicas.
Las obras para crear nuevos parques públicos serán fundamentales en la labor de Haussmann. Empieza a trabajar en el Bois de Boulogue que era un antiguo bosque y creará el Bois de Vicennes y otros jardines menores.
En cuanto a las instalaciones hidráulicas estará ayudado por Belgrand. Belgrand construirá la nueva red de alcantarillado y proyecta los nuevos acueductos e instalaciones para la extracción de agua de Sena.
Haussmann modifica la distribución administrativa de la ciudad.
En general podemos hacer un balance global de la operación con carácter positivo, pero el mecanismo establecido para las expropiaciones dio lugar a discusiones y el propio Haussmann se mostraba muy crítico con un sistema que permitía a los propietarios adueñarse de las plusvalías de una inversión pagada con fondos públicos.
la reforma del París antiguo, medieval


3. El debate sobre la obra de Haussmann


Antes de nada deberíamos decir que en el caso de París y de Haussmann, las actuaciones que finalmente quedan a la vista son menos importantes que otras cosas que creó desde su puesto y que son calles que se pueden ver cada día. En este sentido podríamos decir que la intervención de Haussmann se apoya en en un pilar fundamental que es la reforma en la forma de gestión y en la actividad administrativa de los poderes públicos.
El interés que tiene el plan de Haussmann radica en ser el primer ejemplo de una acción, sobre una trama ya existente, lo suficientemente amplia e importante como para mantenerse al paso de los años y de las transformaciones sufridas posteriormente por la ciudad. Pero esta forma de actuar fue criticada en su tiempo. Si los liberales le criticaban su “métodos financieros“ los intelectuales y artistas no le perdonaban lo que ellos entendían como la destrucción de los ambientes del viejo París y la vulgaridad de las nuevas construcciones. En general el plan de Haussmann funcionó perfectamente durante muchos decenios, pero luego llegó a quedarse inadecuado y “pequeño“ para las necesidades crecientes de los nuevos tiempos, con el agravante de que aquel enorme dispositivo se mostraba como un ente que carecía de flexibilidad y que oponía una gran resistencia a cualquier modificación. En el fondo Haussmann piensa que París puede ser “reordenado“ de una vez por todas y que esa reordenación deberá hacerse con criterios de regularidad  geométrica y simetría aceptando en este punto los convencionalismos de la cultura de la academia.
Haussmann no puede actuar como lo harán los urbanistas barrocos sino que su acción es un continuo estímulo y coordinación de las múltiples fuerzas que actúan de modo siempre variable sobre la formación urbana.


4. La influencia de Haussmann

Las realizaciones de Haussmann en París constituyen el prototipo de lo que se llamará “urbanística conservadora“, la cual se convierte en práctica común de muchas ciudades europeas a partir de 1870. En la propia Francia encontramos ejemplos en ciudades como Lyon, Marsella, Montpellier, Toulouse y desgraciadamente en Roma y Aviñón. En Bruselas destaca una figura como es Auspach, que canaliza el río Senne.
En Italia, en muchas ciudades se abre una calle en línea recta desde el centro hasta la estación de ferrocarril, pero la experiencia urbanística más importante la supondrá la reordenación de Florencia, con proyecto de G. Poggi, se preocupará principalmente de ampliar la ciudad para acoger nuevos habitantes. No se preocupa de crear una Florencia nueva, sino una Florencia más extensa y tras derribar las murallas se centra en crear barrios periféricos dejando para el futuro la intervención en el casco viejo. Así el casco antiguo se salva en gran parte de la destrucción a diferencia de París.
En general podemos decir que la inmensa mayoría de las remodelaciones urbanas hechas a imitación de la de Haussmann, son muy inferiores al modelo. Este plan fue importante por su coherencia e integridad con la que se realizó y en ningún otro lugar se dieron las  circunstancias tan favorables como las que se encontró Haussmann. Así que en muchos casos, esas reformas que se pretendían llevar a cabo se quedan a la mitad, estropeando irremediablemente las ciudades antiguas sin obtener a cambio ciudades modernas que funcionen. Ninguna administración logra contener los efectos de la especulación inmobiliaria.
En cuanto a la actuación del Estado encaminada a solucionar los problemas de las viviendas populares, sólo se hará de una forma organizada durante los últimos decenios del siglo XIX y tanto en Inglaterra como en Francia y Alemania a mediados de siglo comienzan a desarrollarse iniciativas privadas en este sentido. En los dos decenios del Segundo Imperio (1850-1869), la práctica urbanística haussmaniana se extiende por las colonias; una historia que está aun por escribir.


lunes, 21 de octubre de 2019

Convento de Santo Domingo Una iglesia con historia


Convento de Santo Domingo

Convento de Santo Domingo Una iglesia con historia

Una iglesia con historia


Cuando Juan de Garay hizo el primer reparto de solares de la ciudad de Buenos Aires, donó a los dominicos la manzana limitada actualmente por las calles Reconquista, Sarmiento, 25 de Mayo y Cangallo. En esa época, el lugar era considerado distante del centro urbano, ubicado a comienzos del siglo XVI, en las proximidades del templo de San Francisco. Por medio de donaciones y compras, la Orden de Santo Domingo fue adquiriendo tierras en la manzana que hoy limitan las calles Defensa, Belgrano,Venezuela y Balcarce. Allí levantaron una ranchería para residencia, además de huerta y un pequeño cementerio.
La construcción de la primitiva capilla —iniciada hacia 1600— duró varios años debido a derrumbes y sucesivas mejoras, efectuadas en parte por el alarife Manuel Ferreira.
A fines del siglo XVII, los religiosos dispusieron levantar un nuevo edificio para iglesia, pues la calidad de los materiales empleados no aseguraba suficiente solidez. El 29 de junio de 1751 fue bendecida la piedra fundamental del actual templo de Santo Domingo. Pocos meses antes, ya había sido contratado el arquitecto Antonio Masella para dirigir las obras. Los trabajos se iniciaron con lentitud, de modo que a comienzos de 1762 los muros se levantaban apenas una vara del suelo. En esa época se hizo cargo de la administración de la obra don Juan de Lezica y Torrezuri, el cual si bien no era arquitecto, poseía talento y sentido práctico. Según constancias documentales, en el año 1770 intervino en la construcción el maestro mayor Francisco Álvarez, y en el altar principal trabajó el escultor José de Sosa. La iglesia fue consagrada en octubre de 1783, aunque faltaba terminar la fachada y la segunda torre.

Lezica y Torrezuri fue el más destacado benefactor de la iglesia de Santo Domingo. Se cuenta que cierta vez obsequió a su esposa, doña Elena Alquiza, un par de aros para lucirlos en una fiesta. Para asistir a la reunión, la señora se colocó un solo pendiente y al preguntarle su esposo el motivo, le contestó que usaría el par cuando la fachada de Santo Domingo tuviera la torre que faltaba.
El señor Lezica prometió cumplir con este deseo, que ambos no vieron, pues fallecieron antes de levantarse la segunda torre.

El edificio consta de tres naves —la central con bóveda en cañón seguido—, crucero y cúpula. En 1817, y según una acuarela del pintor costumbrista inglés Emeric Essex Vidal, la fachada era muy sobria y modesta. Una franja blanca a modo de zócalo en la parte inferior —probable banqueo—, un pórtico de cinco arcos y unas sencillas pilastras, que carecían de base y capitel. Luego una cornisa ondulada en toda la extensión de frente y una sola torre, situada al este, pues la otra fue construida en 1856.
En la torre primitiva se hallan incrustadas unas esferas de madera que remplazan a las balas de cañón disparadas desde la casa cercana de Francisco Tellechea, en junio de 1807, para combatir a los invasores ingleses que se habían atrincherado en el templo.
Cuando Rivadavia, en su carácter de ministro de Martín Rodríguez.impuso las reformas al clero, los dominicos fueron desalojados y el convento se utilizó como Museo de Historia Natural y en la torre de la iglesia se instaló un observatorio astronómico.
En octubre de 1835, Rosas dispuso el retorno de los mencionados sacerdotes.

Importantes reformas se efectuaron en la iglesia de Santo Domingo a principios de este siglo. En la actual fachada se destaca el frontón clásico que une ambas torres.
El 20 de junio de 1903 se inauguró en el atrio un mausoleo que contiene los restos del general Manuel Belgrano.

Varias figuras destacadas reposan bajo las bóvedas del templo, entre ellas Juan de Lezica y Torrezuri y su esposa; Domingo Belgrano Pérez —padre del general—; el lego José de Zemborain; el general Antonio González Balcarce y otros.

LA ARQUITECTURA RELIGIOSA


LA ARQUITECTURA RELIGIOSA


LA ARQUITECTURA RELIGIOSA

Su importancia

Las iglesias fueron las obras más destacadas de nuestro país en el período hispánico. Aunque los templos más importantes que han llegado hasta el presente comenzaron a edificarse en las primeras décadas del siglo XVIII, no puede dudarse que la arquitectura religiosa se inició mucho antes, junto con la civil.
Escribe el historiador Ismael Bucich Escobar: "Basta penetrar en las iglesias para impregnarse de un hondo perfume de antigüedad que emana de los muros, de los ábsides, de las telas centenarias y de las toscas esculturas. En las ciudades del Viejo Mundo las iglesias son, por lo general, contemporáneas del resto de la edificación. En Buenos Aires, los templos son los únicos monumentos que quedan de nuestro pasado secular, porque la edificación humilde que surgió a la par de ellos ha desaparecido y en su lugar se alzaron construcciones gigantescas".

Dentro del panorama de nuestro país en el período hispánico, los más importantes monumentos religiosos se encuentran en la provincia de Córdoba y en prueba de ello basta citar la imponente Catedral, considerada la muestra más representativa de la arquitectura colonial argentina. De acuerdo con las normas impuestas por la Corona española, el fundador de una ciudad debía señalar —próximo a la plaza principal— el terreno donde se levantaría la iglesia, labor en que se empleaban los mejores operarios que se disponían y los materiales más valiosos a su alcance.
Corresponde a los jesuitas y a los hermanos coadjutores el mérito de haber erigido los templos más destacados, labor aun más importante si tenemos en cuenta la escasez de elementos y de mano de obra competente.
Varios fueron los religiosos que sobresalieron en el difícil arte de la arquitectura, pero sobre ellos aparecen con nitidez dos grandes maestros, que se desempeñaron en la misma época, los italianos Andrés Blanqui y Juan Bautista Prímoli. El primero superó —al menos por su infatigable actividad constructiva— a su compañero de congregación .
Las iglesias jesuíticas se inspiraron en la llamada del Jesús (en Roma), obra del célebre arquitecto italiano Vignola (1507-73), que creó una nueva estructura con planta en forma de cruz latina, elevada cúpula sobre el crucero y capillas laterales. La fachada fue obra de Jacobo Della Porta. El edificio sirvió de modelo para levantar en España las primeras iglesias de estilo barroco y, luego, el arquetipo mencionado se imitó en tierras americanas.
Según las constancias documentales, en la Buenos Aires fundada por Pedro de Mendoza en 1536 se levantaron sucesivamente hasta cuatro iglesias, que fueron simples ranchos y ninguna perduró luego del incendio y destrucción del poblado en 1541.

En el interior del real construido por los conquistadores llegados con Mendoza se levantó una iglesia con paredes de adobe y techo de paja, en que rezó misa el presbítero Juan Gabriel Lezcano.
Un poco alejadas del parapeto que defendía el villorrio, se erigieron luego dos capillas. Las tres pequeñas iglesias no tardaron en desaparecer, la primera, destruida por las llamas, y las últimas, arrastradas por las aguas.
Para remplazar el templo quemado, en 1538 se construyó otro con maderas y cuyo párroco fue el presbitero Julián Carrasco. Esta iglesia, puesta bajo la advocación del Espíritu Santo, también fue destruida cuando se despobló Buenos Aires en 1541.

Al fundar Juan de Garay la ciudad de Buenos Aires en 1580, determinó los solares de los principales edificios públicos, entre ellos, la Iglesia Mayor, a la cual adjudicó el lote N° 2, en el mismo sitio que ocupa la actual Catedral.
Comúnmente, los templos de Buenos Aires se levantaron en las esquinas que formaban los ángulos de las manzanas y sólo por excepción en la mitad de una cuadra. Las fachadas se construían retiradas de la línea de edificación, para dar lugar a pequeños atrios defendidos con postes de madera dura y, más tarde, por verjas de hierro. Se llegaba al citado atrio por medio de una corta escalinata. Las iglesias pueden tener una o dos torres —se utilizan como campanario— que terminan en copulines, y también un cimborrio con cúpula sobre el crucero, es decir, donde la nave central es cortada por una trasversal. Tanto los copulines como las cúpulas están cubiertos por azulejos.

Las fachadas más antiguas eran muy simples y se caracterizaban por tener sencillas pilastras estriadas —sin capitel— al lado de la portada y, en la parte superior, una moldura horizontal. Ese aspecto presentaba la iglesia de San Nicolás a mediados del sigloXVIII. El arquitecto jesuita Andrés Blanqui diseñó fachadas inspiradas en el estilo clásico italiano del siglo XVI, con un frontispicio dividido en tres cuerpos y pilastras que dejan espacio para varios nichos u hornacinas, conforme puede observarse en la iglesia del Pilar. La aparición del estilo barroco en nuestro medio está presente en la fachada del templo de San Ignacio, con sus alerones y curvadas molduras.

Su importancia
Las iglesias fueron las obras más destacadas de nuestro país en el período hispánico. Aunque los templos más importantes que han llegado hasta el presente comenzaron a edificarse en las primeras décadas del siglo XVIII, no puede dudarse que la arquitectura religiosa se inició mucho antes, junto con la civil.
Escribe el historiador Ismael Bucich Escobar: "Basta penetrar en las iglesias para impregnarse de un hondo perfume de antigüedad que emana de los muros, de los ábsides, de las telas centenarias y de las toscas esculturas. En las ciudades del Viejo Mundo las iglesias son, por lo general, contemporáneas del resto de la edificación. En Buenos Aires, los templos son los únicos monumentos que quedan de nuestro pasado secular, porque la edificación humilde que surgió a la par de ellos ha desaparecido y en su lugar se alzaron construcciones gigantescas".

Dentro del panorama de nuestro país en el período hispánico, los más importantes monumentos religiosos se encuentran en la provincia de Córdoba y en prueba de ello basta citar la imponente Catedral, considerada la muestra más representativa de la arquitectura colonial argentina. De acuerdo con las normas impuestas por la Corona española, el fundador de una ciudad debía señalar —próximo a la plaza principal— el terreno donde se levantaría la iglesia, labor en que se empleaban los mejores operarios que se disponían y los materiales más valiosos a su alcance.
Corresponde a los jesuitas y a los hermanos coadjutores el mérito de haber erigido los templos más destacados, labor aun más importante si tenemos en cuenta la escasez de elementos y de mano de obra competente.
Varios fueron los religiosos que sobresalieron en el difícil arte de la arquitectura, pero sobre ellos aparecen con nitidez dos grandes maestros, que se desempeñaron en la misma época, los italianos Andrés Blanqui y Juan Bautista Prímoli. El primero superó —al menos por su infatigable actividad constructiva— a su compañero de congregación .
Las iglesias jesuíticas se inspiraron en la llamada del Jesús (en Roma), obra del célebre arquitecto italiano Vignola (1507-73), que creó una nueva estructura con planta en forma de cruz latina, elevada cúpula sobre el crucero y capillas laterales. La fachada fue obra de Jacobo Della Porta. El edificio sirvió de modelo para levantar en España las primeras iglesias de estilo barroco y, luego, el arquetipo mencionado se imitó en tierras americanas.
Según las constancias documentales, en la Buenos Aires fundada por Pedro de Mendoza en 1536 se levantaron sucesivamente hasta cuatro iglesias, que fueron simples ranchos y ninguna perduró luego del incendio y destrucción del poblado en 1541.

En el interior del real construido por los conquistadores llegados con Mendoza se levantó una iglesia con paredes de adobe y techo de paja, en que rezó misa el presbítero Juan Gabriel Lezcano.
Un poco alejadas del parapeto que defendía el villorrio, se erigieron luego dos capillas. Las tres pequeñas iglesias no tardaron en desaparecer, la primera, destruida por las llamas, y las últimas, arrastradas por las aguas.
Para remplazar el templo quemado, en 1538 se construyó otro con maderas y cuyo párroco fue el presbitero Julián Carrasco. Esta iglesia, puesta bajo la advocación del Espíritu Santo, también fue destruida cuando se despobló Buenos Aires en 1541.

Al fundar Juan de Garay la ciudad de Buenos Aires en 1580, determinó los solares de los principales edificios públicos, entre ellos, la Iglesia Mayor, a la cual adjudicó el lote N° 2, en el mismo sitio que ocupa la actual Catedral.
Comúnmente, los templos de Buenos Aires se levantaron en las esquinas que formaban los ángulos de las manzanas y sólo por excepción en la mitad de una cuadra. Las fachadas se construían retiradas de la línea de edificación, para dar lugar a pequeños atrios defendidos con postes de madera dura y, más tarde, por verjas de hierro. Se llegaba al citado atrio por medio de una corta escalinata. Las iglesias pueden tener una o dos torres —se utilizan como campanario— que terminan en copulines, y también un cimborrio con cúpula sobre el crucero, es decir, donde la nave central es cortada por una trasversal. Tanto los copulines como las cúpulas están cubiertos por azulejos.

Las fachadas más antiguas eran muy simples y se caracterizaban por tener sencillas pilastras estriadas —sin capitel— al lado de la portada y, en la parte superior, una moldura horizontal. Ese aspecto presentaba la iglesia de San Nicolás a mediados del sigloXVIII. El arquitecto jesuita Andrés Blanqui diseñó fachadas inspiradas en el estilo clásico italiano del siglo XVI, con un frontispicio dividido en tres cuerpos y pilastras que dejan espacio para varios nichos u hornacinas, conforme puede observarse en la iglesia del Pilar. La aparición del estilo barroco en nuestro medio está presente en la fachada del templo de San Ignacio, con sus alerones y curvadas molduras.

jueves, 17 de octubre de 2019

SANTA SOFIA DE CONSTANTINOPLA

SANTA SOFIA

Esta  magnífica obra fue construida en los años 532-547.

 por su grandeza es estudiada en historia de la arquitectura, la vimos en historia 3 de la facultad de arquitectura.
Originalmente fue una iglesia pagana.
 Su gran cúpula de forma de sector de elipse tiene 31.33 m de luz
                                                                                                                                                                                     
                                                                                                                                                Fuente Tratado general de la construcción                                                                                                                                                                                      

sábado, 12 de octubre de 2019

CONSTRUCCIÓN AZTECA

 LA CONSTRUCCIÓN AZTECA


Los mexicas que fundaron México-Tenochtitlan,( llamados aztecas) y hacia el siglo XV en el periodo posclásico tardío se convirtió en el centro de uno de los Estados más extensos que se conoció en Mesoamérica, asentado en un islote al poniente del lago de Texcoco, sobre los márgenes centro y el sur de los lagos, como en Huexotla, Coatlinchan, Culhuacan, Iztapalapa, Chalco, Xico, Xochimilco, Tacuba, Azcapotzalco, Tenayuca y Xaltocan, hacia finales del Posclásico Temprano (900-1200)​ hoy prácticamente desecado. Sobre el islote se asienta la actual Ciudad de México, y que corresponde a la misma ubicación geográfica. Aliados con otros pueblos de la cuenca lacustre del valle de México —Tlacopan y Texcoco—, los mexicas sometieron a varias tribus y formaron un gran asentamiento que creció culturalmente en el orden artístico, constructivo, de medición y cálculo etc.
En el centro de la ciudad se encontraba el Templo Mayor, un recinto amurallado (con un muro en forma de serpiente, 
templo serpiente, el mayor de los aztecas
Templo Mayor

coatepantli) donde se encontraban los principales templos y la Casa de los jóvenes (telpuchcalli). Cerca de ahí se encontraba el palacio de Axayácatl, que disponía de 100 habitaciones con baño propio para los visitantes y embajadores. Fue ahí donde se alojaron los hombres de Cortés, junto con sus aliados tlaxcaltecas.
como se ven hoy las ruinas aztecas

LA PRIMERA CASA DE DOS PISOS DE BUENOS AIRES

LA PRIMERA CASA DE DOS PISOS DE BUENOS AIRES:
 ALTOS DE ELORRIAGA


Fue construida entre 1812 y  1820 para doña Leocadia Segurola, viuda de don Juan Bautista Elorriaga.

primer casa de dos pisos en buenos aires

LA PRIMERA CASA DE DOS PISOS DE BUENOS AIRES: ALTOS DE ELORRIAGA

Se encuentra en la esquina de las calles  Defensa y Alsina.

Los planos de la misma fueron efectuados por su hermano, Saturnino Segurola.
Los Altos de Elorriaga no solo constituyen la primera construcción de más de una planta de  Buenos Aires; sino que además se trata de una de las pocas esquinas sin ochava que aún conserva la ciudad de los tiempos post coloniales.
primer casa de dos pisos en buenos aires

LA PRIMERA CASA DE DOS PISOS DE BUENOS AIRES: ALTOS DE ELORRIAGA

Los Altos de Elorriaga tenían en su terraza un mirador, del que aún se conserva buena parte para ver anticipadamente el arribo de los barcos a las orillas del Río de la Plata.

Este edificio, por suerte en 1997 fue  declarado Monumento Histórico Nacional. 

Este edificio, elegido como sede original del Museo, fue levantado hacia el año 1808 y es el único en su tipo que subsiste actualmente. Es uno de los ejemplos más destacados del patrimonio arquitectónico de la Ciudad, ya que mantiene su tipología, carpinterías y características tanto de su origen como de las modificaciones que se le hicieron a fines del siglo XIX. Está siendo restaurado y próximamente, se inaugurarán sus locales comerciales y los del Museo.