Campanópolis
Esto es lo que nos cuenta , la Hija Florencia de Sousa de lo que hizo su padre en el Partido de la Matanza, Gonzáles Catán. Hay que visitarlo y le pido seguramente a las autoridades del partido , que ayuden en su mantenimiento. Esta obra monumental debería pasar a ser patrimonio histórico y rogamos que no permitan que quede abandonada. Adjunto fotos, de ésta maravilla medieval. La reserva para visitarla se puede obtener a través , de su página en facebook.Campanópolis, un oasis medieval en el conurbano
Por Florencia de Sousa (*) | Apenas 30 km la separan de la
Capital Federal. Por año la visitan 5000 personas y es utilizada
como escenario de diferentes eventos.
“Al contar la historia de la vida
de mi padre es imposible distinguir entre los hechos y la ficción, entre
el hombre y el mito”, reza
un fragmento del film El Gran Pez donde el personaje Edward Bloom es rememorado
por su hijo. Algo similar ocurre cuando uno quiere comprender el origen de Campanópolis.
Antonio Campana, hijo de
inmigrantes, compró hace cuatro décadas un predio de 200 hectáreas
con llanuras, bosques selváticos, cruzadas por ríos y arroyos. Esas
tierras le fueron expropiadas para utilizarlas como un basural. Años más
tarde las recupera y es cuando inicia su obra. No era arquitecto, no era albañil,
de hecho sólo cursó hasta sexto grado, pero tenía una meta que podía
parecer utópica: crear su propia ciudad. Y así lo hizo. Asiduo
de los antiguos remates que había en la ciudad de Buenos Aires, adquirió verdaderas
piezas históricas y de un enorme valor cultural para construir este
lugar. Desde relojes de la estación ferroviaria de Retiro, adoquines de avenida
La Plata, medidores eléctricos de la ex SEGBA (compañía estatal que proveía
servicio eléctrico) y hasta una escalera que perteneció a la Basílica de Luján.
Construyó en un predio de La
Matanza una urbe adoquinada que se convirtió en un sitio de interés para
los 5000 visitantes que recibe al año. Al entrar se produce un impacto entre el
presente tecnológico y el estilo antiguo que invita a un viaje
en el tiempo. Campanópolis, que lleva ese nombre por su creador, es una
aldea de estilo ecléctico ubicada en González Catán, a 30km de la Capital
Federal.
Cuando se ingresa a pie parece
que, de un momento a otro aparecerá por el camino ripiado un hombre
enfundado en armadura, montado a un caballo o una aldeana en camino a la
Iglesia o al mercado. El césped se asemeja a una alfombra sobre
la que se puede andar descalzo sin temor a lastimarse. A este extremo
llega la fantasía que recreó tal vez, sin quererlo, un hombre que pasó
los últimos años de su vida dedicado a este proyecto.
Sergio es el guía más antiguo que
trabaja ahí y relata algunas curiosidades vividas en el predio: “Susana Giménez
grabó la apertura de una de sus temporadas, la banda Maná presentó un álbum, el
director técnico Carlos Bianchi celebró un cumpleaños y hasta la tira juvenil
Chiquititas grabó escenas aquí”. El lugar puede utilizarse para eventos,
y recuerda que una vez “hubo un casamiento al aire libre, la novia llegó con
una carroza y luego de la fiesta la pareja se fue del lugar en un globo
aerostático”.
Según relatan, Antonio Campana no
tenía como objetivo que el lugar fuera un paseo turístico o de recreación,
sino que sólo deseaba esa obra como algo personal. Pero la vida
suele jugar malas pasadas y le diagnosticaron cáncer. Falleció en 2008 y lo
que quedó a medio construir, permanece tal cual lo dejó. Campana
pudo al igual que el personaje de la película Edward Bloom descubrir que su
destino “era llegar allí al final, después de todo, ningún hombre puede
evitar llegar al fin de su vida”.
Para vivir este viaje al pasado por un rato debe realizarse una reserva
para concurrir los sábados. Campanópolis es el sueño concretado de un hombre, y
disfrutado por muchos.
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